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domingo, 3 de febrero de 2008

Teatro Latino. Plauto: Vitalidad y humorismo en Anfitrión


De Plauto no se conoce sino como aproximación la fecha de su nacimiento; se ha fijado la de 254 adC por una noticia de Cicerón (Brutus, 60) y sabemos que murió en el consulado de Plauto Claudio y L. Porcio, siendo censor Catón, es decir, en el 184 adC. Ciertamente este lapso vital corresponde a un periodo históricamente muy revuelto: la II Guerra Púnica (de la derrota de Cannas, 216, a la victoria del Metauro, 207, y Zama, 202) y la primera afirmación de la intervención romana en Grecia y en el Oriente helenístico. Se trasladó a Roma de joven y allí fue soldado y comerciante. El amplio conocimiento del lenguaje marinero que atestiguan sus obras confirma este último dato, y posiblemente también realizó viajes por el Mediterráneo. Se arruinó y tuvo que empujar la piedra de un molino al tiempo que empezaba a escribir comedias palliatas adaptadas del griego. Su enorme éxito le valió salir de molinero para consagrarse a este nuevo oficio y murió prácticamente rico con más de setenta años, envuelto en una popularidad gigantesca.

Plauto usa un rico y vistoso lenguaje de nivel coloquial que no elude la obscenidad y la grosería entre retruécanos, chistes, anfibologías, parodias idiomáticas y neologismos, usando un vocabulario muy abundante de una gran variedad de registros. Emplea con preferencia la aliteración, la asonancia y el asíndeton, imprimiendo a su estilo un sello inconfundible. Es un penetrante psicólogo en obras que anuncian ya la comedia de carácter o comedia de figurón, como es el caso de Aulularia sobre el tipo universal del avaro o Miles gloriosus sobre otro tipo eterno, el gilipollas o fanfarrón; la mezcla de dos acciones en una sola obra hizo de él el primer creador de la técnica del imbroglio o enredo, que tanto juego ofrecerá en la comedia. Algunos personajes como el esclavo liante, desvergonzado y diabólicamente astuto presagian ya el personaje del gracioso en la comedia del Siglo de Oro español y otros, como el parásito, derivarán en el del pícaro. Muchas de estas comedias terminan con una feliz anagnórisis o agnición o con la burla a un viejo.
Las obras de Plauto son menos refinadas pero más cómicas que las griegas. Sus personajes son los mismos que en las comedias griegas: jóvenes alocados y calaveras, cortesanas, alcahuetes, flautistas, traficantes de esclavos o leni, esclavos diabólicamente astutos que sacan siempre las castañas del fuego a sus señores, comerciantes, viejos verdes y gruñones, parásitos, soldados fanfarrones, etc.; el argumento estaba lleno de situaciones de enredo, engaños y confusiones. Pero Plauto añade variedad y originalidad a los temas y a los personajes siempre con la intención de hacer reír al público romano.


Argumento de Anfitrión

La comedia narra las confusiones producidas por el encaprichamiento del dios Júpiter hacia la joven Alcmena, esposa del general Anfitrión, cuando su marido vuelve de la guerra y descubre que un clon de sí mismo ha estado allí, manteniendo relaciones con su mujer. Este clon, por supuesto, es la mimetización de Júpiter en Anfitrión.
La obra se divide en un prólogo y cinco actos, subdivididos éstos a su vez en escenas. Al ser una obra de teatro, el diálogo es la parte principal y conocemos a los personajes por lo qué dicen y cómo lo hacen sin necesidad de narrador, ya que Plauto no describe psicológicamente a sus personajes. En la obra hay varios monólogos en los que los personajes explican al público la situación, que en algún momento se puede volver confusa. Existen las acotaciones pero no en gran número.

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